Por Araceli Aguilar Salgado
Periodista, Abogada, Ingeniera,
Escritora, Presidenta del Congreso
Hispanoamericano de Prensa,
Analista y comentarista mexicana,
del Estado de Guerrero, México.
El Dr. Amin Cruz, CEO Presidente y fundador del Congreso Hispanoamericano de Prensa en el Congreso Internacional virtual de Parlamento Cultural Intercontinental, en con el tema: La cultura del desarrollo sostenible, la educacion y la salud, esperanza por la Paz en el Mundo".
La cultura forma parte de nuestro ser y configura nuestra identidad, sin cultura no hay desarrollo sostenible, no hay educacion, paz ni derecho humano. En septiembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030(que cuenta con 17 ambiciosos objetivos globales para transformar nuestro mundo. La UNESCO garantiza que el papel de la cultura se tenga en cuenta en la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos aquellos que se centran en la educación de calidad, las ciudades sostenibles, el medio ambiente, el crecimiento económico, las pautas de consumo y producción sostenibles, las sociedades inclusivas y pacíficas, la igualdad entre géneros y la seguridad alimentaria. Desde el patrimonio cultural a las industrias culturales creativas, la cultura es facilitador y motor de las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible. Con vistas a la aplicación de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 son esenciales el trabajo de la UNESCO en la promoción de la diversidad cultural y las Convenciones de la Organización. La cobertura sanitaria universal, el estado de bienestar físico, mental y social y la reducción de la contaminación de la atmósfera y el agua, así como la causada por los productos químicos, son condiciones previas para el desarrollo sostenible. Los progresos alcanzados en materia de salud, medio ambiente y desarrollo sostenible son innegables. Sin embargo, también es evidente que dichos avances no han tenido una distribución equilibrada. Las asimetrías observadas en la carga de morbilidad y el aumento de los años de vida sana entre los países y las regiones, y dentro de un mismo país, no se han modificado sustancialmente o, en algunos casos, se han profundizado. Los Estados Miembros de las Naciones Unidas tienen muy claro su compromiso en favor del desarrollo sostenible y la promoción de un futuro sostenible desde el punto de vista económico, social y ambiental. Sin embargo, un programa común no se traduce necesariamente en políticas, planes y programas que permitan lograr efectivamente el empoderamiento de los pobres y las personas en situación vulnerable y eliminar los obstáculos a las oportunidades, el aumento de la capacidad productiva, el desarrollo de la agricultura sostenible y la promoción del empleo pleno y productivo y de un trabajo decente para todos, complementados por políticas sociales eficaces.... Si bien es esencial, el pensamiento ético es insuficiente para promover el tipo de procesos necesarios para modificar el statu quo el desarrollo económico, social y del medio ambiente pueden tener objetivos distintos y desarrollarse en distintas direcciones, mientras que el desarrollo sostenible solo puede lograrse fijando objetivos y metas acordados con anterioridad, que movilicen recursos y comprometan a las partes interesadas en acuerdos multisectoriales y multilaterales en pos de un futuro común, el futuro que queremos. La vitalidad cultural es tan esencial para una sociedad sana y sostenible como la igualdad social, la responsabilidad ambiental y la viabilidad económica. Los valores de la sociedad son la base sobre la que se construye todo lo demás. Estos valores y la forma en que se expresan son la cultura de una sociedad. Así como también la educación juega un rol clave en todas estas problemáticas. Como ejemplo, la ONU muestra que los hijos de las madres que han recibido educación, incluso sólo primaria, tienen más posibilidades de sobrevivir que los hijos con madres sin educación. Lo que se busca es garantizar para el 2030 acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva. Esto implica que las naciones deben invertir en educación sexual, reproductiva y de planificación familiar. La gran meta es lograr una cobertura sanitaria universal que garantice protección incluso en escenarios de riesgos financieros, estos servicios deben ser de calidad y deben ofrecer también accesos a medicamentos y vacunas. También será necesario construir instituciones sólidas y transparentes, que garanticen a los ciudadanos una calidad de vida en base a la igualdad, la justicia y la garantía de las libertades fundamentales
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